Cada época de la Historia se podría resumir en tres bloques: ética, estética y sapiencial. Gracias a estas tres propiedades, la Historia queda dividida en etapas con características similares: Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea (en la que, en teoría, estamos estancados desde 1789). Sin embargo, se me ocurre un método más eficaz para dicha división en dos únicas etapas: los sufijos.
Se aprecia a simple vista una clara diferencia de cultura entre épocas pasadas y esta época futura. La ética, estética y sapiencia anteriores se identifican con compuestos cultos acabados en “-tura”, mientras que actualmente, el sufijo predominante para nombrar a esas tres propiedades es “-ear”.
“-tura”, del latín, sirve para sustantivar acciones de determinados verbos, mientras que “-ear” es un sufijo verbal para nombrar acciones de determinados sustantivos. Dicha selección de sufijos sirve para ilustrar cómo antiguamente la máxima importancia la recibían ciertas artes relacionadas con las Humanidades clásicas, las cuales tienen un origen etimológico culto; mientras que ahora, va dirigida hacia el desarrollo de nuevas técnicas e ideas que suponen una completa ruptura con todo lo anteriormente creado, posteriormente nombradas de manera improvisada. Se podría decir, de dichos sufijos, que el uno es el opuesto del otro.
De esta manera, la sociedad hereda las “turas” del pasado y las “earea” día tras día. La Literatura ya no se obtiene en bibliotecas, sino que las obras se pueden googlear en cualquier dispositivo informático, en cuya pantalla aparecen páginas y páginas de texto, el cual se convierte en la dosis de lectura diaria. Aquel que quiere desarrollar su escritura, opta por bloguear, aunque en líneas generales, se suele reducir a twittear. Desde siempre, esto se ha llamado vaguear. Las obras de Arquitectura quedan renovadas por sorpresa con asimétricas pinturas; esta manera de tunear las calles se denomina grafitear, normalmente acompañada de un estilo musical, ya no basado en partituras, sino en las maneras de rapear. En cuanto a la escultura, su utilidad es dar cobijo a parejitas al tontear, así como servir de escondite a aquel que no aguanta más para m***.
Es inevitable que el pasado se modifique en el futuro, pero generaciones futuras agradecerán cierta influencia pasada en sus vidas. No es posible el correcto desarrollo sin turear, es decir, antes de escribir sufijos “-ear”, se debe tener en cuenta el prefijo “tur-” ; dar un tour por la Historia antes de reescribirla. En caso contrario, mi conjetura es que esta época futura no estará a la altura de mi postura con respecto a lo que es y no es cultura.